La historia del cigarrillo electrónico

La historia del cigarrillo electrónico

No es de extrañar que el uso del cigarrillo electrónico se haya incrementado en los últimos años. Uno de los factores que motivó a hacerlo fue la implantación de la ley que prohibía fumar en lugares públicos. Muchos de los consumidores de tabaco se plantearon la posibilidad de dejar de fumar para pasarse al mundo del vapeo.

¿Cómo surgió este dispositivo?

Fue hace más de 50 años cuando surgió la idea de crear un aparato que pudiera emitir vapor en sustitución de la nicotina. Fue en abril de 1963 cuando Herbert A. patentó un dispositivo capaz de sustituir el tabaco en combustión a través de papel con aire aromatizado caliente y húmedo. Aunque su aparato no tuvo éxito comercial y quedó olvidado.

No fue hasta 2003 cuando Hon Lik decidió retomar esta idea y evolucionarlo, adaptándolo a las necesidades y características actuales. El momento en el que se creó permitió que el dispositivo tuviera éxito y se extendió así en poco tiempo a lo largo de todo el mundo.

Los componentes

Sabemos que el tabaco contiene más de 4000 sustancias diferentes. La mayoría de ellas son cancerígenas y, por tanto, son nocivas para la salud.

Pero el cigarrillo electrónico es un dispositivo de uso muy sencillo que contiene únicamente sustancias vegetales y glicerina. Aunque los componentes electrónicos son muy básicos y sencillos. Entre ellos encontramos:

El claromizador: contiene el e-líquido y se puede cambiar cada vez que se gasta. Los sabores son infinitos y se pueden encontrar con o sin nicotina.

Mecha: se impregna del e-líquido para poder vapear.

Botón: se pulsa para vapear o activar la función de apagado o encendido.

Batería: suele ser de litio y es la fuente de energía que necesita el cigarrillo electrónico para poder emplearlo.

Luz led: se enciende cuando el cigarrillo electrónico se está usando y cuando se cargada. Parpadea para indicar que la batería está agotada.